Otra vez sin clases

Este comienzo de año escolar ha estado francamente accidentado. Los niños arrancaron clases un cuatro de octubre por razones políticas y hace una semana están ya en casa por razones climáticas y sociales. Contra la naturaleza es difícil luchar porque es definitivamente más fuerte que el ser humano, amén de su inmensidad y en esto tendremos que contradecir a Bolívar: "Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca". Ella nos está demostrando que no se quiere dejar mandar. Mientras tanto los países del mundo no se pueden poner de acuerdo para evitar seguir contaminando y seguir exterminando la capa de ozono: hay frío excesivo y heladas en Europa, lluvias incesantes en Venezuela y Colombia, huracanes y tormentas en el Caribe...
Por ahora, nuestros niños otra vez a sus casas. En estos momentos nos damos cuenta de todos los beneficios que trae el ir a clases, sobre todo en cuanto a la socialización y la distracción de niños y adolescentes, sin hablar, por supuesto, de su adquisición de conocimientos y destrezas. Pero, esta vez la naturaleza se opuso y la solución del gobierno ha sido usar como refugios para los damnificados, las escuelas y liceos, sin tocar el tema de las propiedades privadas que se han tomado y se seguirán tomando para ubicar a personas que, ciertamente lo han perdido todo, pero esta no es razón para quitar a los demás sus bienes... Pero así es este gobierno, siempre con su égida de que los que tenemos un bien somos los malos, mientras los ministros siguen mostrando una ineptitud supina y nuestro presidente sigue como la canción de Shakira: ciego, sordo, mudo... y no sigo porque tendré que decir como Honorio Torrealba "Y me da una rabia".
Señores, se nos está cayendo el techo encima y esto solo se arregla con trabajo, no con expropiación. He dicho.

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