El éxodo

Cada partida es un cambio
Cada despedida es una esperanza.
La ilusión en la mirada.
Detrás la tristeza del adiós,
adelante la adrenalina del futuro.
Y una voz que dice no vuelvas la mirada
o te convertirás en una estatua de sal,
en un recuerdo pétreo de lo que eras.
El ronco zumbido
y la lengua rota que no acierta a prorrumpir...
Qué sabias palabras...
Pero la decisión fue tomada
y la calle se volvió una prisión
para mis anhelos.
Hoy voy hacia el horizonte
en busca de mi odisea.
¿Habrá cantos de sirenas? ¿Eolos enfurecidos?
¿Circes? ¿Escilas? ¿Caribdis? ¿Polifemos?
Seguramente. Y más.
Pero, a diferencia del Rey,
yo voy en busca del hogar no visto ni vivido...
Voy en busca del bellocino de oro,
del jardín de las Hespérides
o del laberinto del Minotauro.
Quizás logre salvar a Icaro de su vuelo en picada
o le dé ideas a Leonardo sobre sus ornitópteros
o me suba al Flyer de los hermanos Wrigth
o me pierda en el Electra...
Todas son odiseas
y todas son las historias que tengo la libertad de vivir
o no
si es mi destino...
No quiero lágrimas
es el momento de la expectativa,
de un puede ser
quizás
tal vez
y ojalá así sea.
Me persigno
y me diluyo en el mar de personas
que, como yo,
no saben si este es el final o el principio.

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