Aquellos carnavales de mi época... Aunque esta también es mi época...

En cada carnaval mi hija lleva siempre un hermoso traje de fantasía. A veces ha sido prestado, otras veces regalado...; las menos, inventado o recreado por su mamá, esta humilde servidora, que nació con dos manos izquierdas siendo diestra.
Por allí anda una fotito mía de cuando tenía la edad que hoy tiene mi hija. Ya eran a color las fotografías, y ostentaba un hermoso traje de bailarina (tutú blanco). Pero recuerdo mis trajes de bailaora o de llanera... (Suspiro) ¡Qué lindos, recuerdo, eran los carnavales! Mi padre nos llevaba, a mi hermana y a mí, a ver las carrozas desfilar en los Próceres. Se te iban los ojos viendo el despliegue de creatividad tanto en la confección de los disfraces como en la decoración de los carros y las carrozas. Entonces no estaba tan generalizado el jugar carnaval con agua y mucho menos con huevos ni con hielo... Nos lanzábamos papelillos y soplábamos las bambalinas...
 
He escuchado contar acerca de las maravillosas fiestas que se llevaban a cabo en Los Corales, en Caraballeda, en el Hotel Humboldt, amenizadas por la Billo´s Caracas Boys... ¿Quién no recuerda las famosas "negritas"? No llegué a disfrutar de esos grandes bailes públicos o privados... Pero recuerdo con nostalgia aquellos carnavales de Caracas, que, de pronto, se terminaron. Me parece recordar el nombre del Gobernador Diego Arria como el hacedor de esta desaparación, pero no sé a ciencia cierta qué pasó. 

Después se fue generalizando más y más el juego de carnaval con agua que casi te impedía salir a caminar por las calles so pena de recibir un buen baño de agua no muy limpia. Lo más sanito eran las bombitas de agua. Pero, después, empezaron a surgir prácticas menos amables: bombitas de agua congelada y huevos en mal estado, lanzados al transeúnte menos avisado. Los carnavales se convirtieron en un "¡Corre que te alcanzo!". Hasta llegué a escuchar en una oportunidad, que unos zánganos agarraron a un señor mayor, lo envolvieron en tiras convirtiéndolo en una momia viviente y, para remate, lo lanzaron en un charco en medio de la calle...

Los carnavales se tornaron en un asueto únicamente para ir a la playa o en un corto periodo para realizar el éxodo que practicamos en tres fechas fijas: Navidades, carnaval y Semana Santa. 

El año pasado tuve unos carnavales felices con mi hija. Paseamos por el boulevard que nos llevó desde Chacaíto hasta Plaza Venezuela, y disfrutamos de la festividad callejera: todos con tánganas, nieves y papelillos, todos contra todos, pero fue muy eso, carnavalesco... Luego me enteré que la fiesta terminó mal porque el juego se tornó rudo: lanzaban harina y hasta enlatados a las personas, que salieron malheridas.

Los carnavales de este año también fueron buenos... Lo que más me reconforta es ver que mi hija los ha disfrutado... Y volvimos a los Próceres, como antaño nos llevaba mi papá (q.e.p.d.).

Comentarios

  1. Carnavales de los sesenta...

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  2. Yo disfrutaba los carnavales en naiguata (Vargas)siempre disfrazada de caperucita Roja, mi hermana de Reina y mi hermanito de Zorro. Esos Carnavales eran espectaculares, año tras año la cosa se fue empeorando, la violencia...

    Yo, hoy en dia llevo a mis hijos a festejar los carnavales en parques privados, por temor, salvo alguna vez que fuimos a la plaza Altamira (chacao)

    claudia

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  3. Nos estamos acostumbrando a replegarnos nosotros, en vez de replegar a los desordenados y a los que atentan contra la integridad de los demás. En estos carnavales, porque estábamos acompañadas, la niña y yo pudimos disfrutar de las festividades que la Alcaldía preparó para los niños en la Plaza Oleary, pero, de no ser porque íbamos con un hombre, no nos hubiéramos atrevido a tanto.

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